domingo, 9 de julio de 2017

COMO CONGELAR FRUTA


Cada día vemos más como en los supermercados nos encontramos fruta congelada de casi todas las variedades. Aquí no vale todo, es decir, existen unos métodos y unas pautas para poder congelar las frutas. El mejor momento, cuando estén aptas para el consumo, cuando alcancen el estado óptimo de maduración que nos permite consumirlas y eso sí también es importante que se encuentren en buen estado, que no estén deterioradas.

No es el caso de pelarlas, trocearlas y congelarlas tal como están, hay que someterlas a un proceso por el cual se evitará la oxidación que hace que se pongan negras como sucede con las manzanas y las peras. En otros casos hay que sumergirlos en azúcar, hervirlas o reducirlas a puré.

¿CÓMO LO HACEMOS?

Generalmente, lavamos bien la fruta y la secamos. Si se trata de piezas grandes, hay que pelarlas y cortarlas en trozos. Al guardarlos podemos usar bolsas herméticas de congelación o recipientes de plástico bien cerrados. Pueden conservarse hasta 12 meses en algunos casos.

PREPARACIÓN PREVIA A LA CONGELACIÓN

PLATANOS: Reducir a puré  o cortar en rodajas y agregar limón.
MANZANAS: Quitarles la piel y cortarlas en gajos. Las bañamos en limón. Dura 6 meses congeladas.
FRUTOS ROJOS: Arándanos, frambuesas y moras. Se pueden congelar tal cual o bañadas en azúcar. Primero las congelamos  en un recipiente  en el cual estén separadas y cuando se encuentren  duras las introducimos en bolsas. También se pueden congelar bañadas en almíbar. Dura unos 12 meses.
FRESAS: Atención  con las fresas, estas no se deben lavar antes de congelar porque se pierde las esporas. Colocamos en un papel de plata las fresas con una separación y encima  le colocamos otro papel de plata. Cerramos por los bordes y congelamos así.
Hay que tener en cuenta que al congelarla, perderá la textura original. Al igual para tomarla cruda pues no nos agrada, pero es ideal para preparar batidos, pasteles o ensalada de fruta que requieren que tengan una textura más blanda.

COMO DESCONGELAR

El mejor método es dejarlas en el refrigerador hasta que estén descongeladas totalmente. Tardará algún tiempo, pero nos asegura su conservación correcta.  Otra forma de acelerar la descongelación será colocarlas sobre un recipiente lleno de agua y al refrigerador. Eso sí, cambiaremos el agua cada 3 o 4 horas.